Así Afecta el Envejecimiento a los Pacientes con Distrofia Muscular de Cinturas

Jakira Avery, Contribuidora MD | 23 de febrero del 2024

 

Cuanto más envejezco viviendo con distrofia muscular de cinturas (LGMD, por sus siglas en inglés), más me doy cuenta de que necesito cuidarme mejor. En el 2022, me dolían las caderas y no entendía por qué. Nunca me habían dolido las caderas. Era tan doloroso que no podía dormir cómodamente por la noche.

Poco después, empecé a tomar fisioterapia en casa y me ayudó mucho. El dolor que tenía se debía a que no me estiraba ni hacía suficiente ejercicio.

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El fisioterapeuta me recomendó que mantuviera una pelota entre los muslos todos los días para ayudar a mantenerlos estirados. También duermo con una almohada entre las piernas, y ha sido de gran ayuda. Me siento casi todos los días en la misma posición en la silla de ruedas, así que eso es lo que ha contribuido a mi dolor de cadera.

Vivir con una enfermedad rara significa que hay que estar activo lo más posible. Aunque la fisioterapia no cura esta enfermedad, es importante mantenerse activo. Cuanto más ejercicio hago, mejor se sienten mi mente y mi cuerpo. Mi brazo izquierdo es más débil que el derecho, y escuchar al fisioterapeuta decir eso me entristeció y me asustó un poco, pero no me sorprendió. He notado que cada vez me cuesta más levantar peso con el brazo izquierdo. La distrofia muscular (DM) afecta muchas partes del cuerpo, y sé que también es importante alimentarme bien.

Cuando tenía 19 años, me diagnosticaron colesterol alto y, en los últimos años, me recetaron medicamento para los niveles de tiroides. No sólo me está afectando el envejecimiento al vivir con DM, sino que además tener otros problemas de salud no lo hace mejor. El colesterol alto puede limitar el flujo sanguíneo, aumentando el riesgo de sufrir un infarto o un derrame cerebral. Una tiroides excesivamente activa puede provocar sensibilidad al calor, pérdida de peso y dificultad para dormir. Una tiroides menos activa puede provocar sensibilidad al frío, aumento de peso y dolores articulares o musculares.

Antes de que me recetaran el medicamento para la tiroides, siempre tenía frío, pero ahora no es tan grave. Poco después de cumplir los 30 años, pude sentir cómo mi cuerpo experimentaba estos cambios. Algunos días me siento más cansada de lo normal. Uno de mis objetivos para este año es tomar mejores decisiones al momento de comer. Como de momento no estoy en fisioterapia, también tengo que empezar a hacer ejercicios por mi cuenta, aunque solo sea unos días a la semana.

Cuando era más joven, no me gustaba mucho tener que llevar el aparato ortopédico para las piernas, pero cuanto más mayor me vuelvo, me doy cuenta de lo importante que es. Cuando no llevo el aparato ortopédico, noto que los tobillos se me giran más y me cuesta más trabajo ponerme de pie. Cuando si lo uso, los tobillos no me aprietan tanto y puedo pararme un poco mejor. De niña, no entendía muy bien lo que significaban las contracturas. Como adulta que vive con una enfermedad rara, puedo prestar más atención a mi cuerpo y a mi salud en general.

 

 

Sobre la Autora

Jakira Avery, Contribuidora DM

A Jakira Avery le diagnosticaron distrofia muscular de cinturas a una edad muy temprana. Usa una silla de ruedas y por las noches depende de un respirador artificial debido a que tiene una traqueotomía. Jakira aboga por la comunidad de discapacitados. Le gusta escuchar música, el arte y pasar tiempo con su familia y amigos.

 

 

Esta nota es sólo una traducción del contenido original. Para leer la nota original de divulgación en inglés consulte: https://www.rarediseaseadvisor.com/patient-columns/dmd-columns/effects-aging-limb-girdle/

 

 

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