El informe es el primero en describir el uso de la técnica en un trastorno neuromuscular
Por: Lindsey Shapiro, PhD | 20 de marzo del 2024
La práctica de la deglución al
vacío, una maniobra que requiere un esfuerzo para facilitar el movimiento de
los alimentos a través de la garganta, ayudó a un hombre con atrofia
muscular espinal (AME) que padecía disfagia, un trastorno de
la deglución.
“Es la primera vez que
un paciente con un trastorno neuromuscular aprende y adquiere con éxito la
deglución al vacío”, escriben los investigadores en “El
caso de un paciente con atrofia muscular espinal con disfagia que adquirió la
capacidad de deglución al vacío“. El informe se
publicó en Cureus.
La debilidad y desgaste muscular
que caracteriza a la AME puede afectar a los músculos de la lengua, mandíbula,
garganta y cuello, que son necesarios para tragar (deglutir), lo que puede
provocar disfagia.
Al tragar (deglutir), los
alimentos pasan por la garganta, o faringe, y luego por el esófago antes de
llegar al estómago mediante contracciones musculares. Entre la faringe y el
esófago se encuentra el esfínter esofágico superior (EES), una válvula que se
abre para permitir el paso de los alimentos, pero impide que vuelvan hacia la
faringe.
La deglución al vacío es un
método relativamente reciente para el manejo de la disfagia que compensa las
deficiencias de los músculos de la faringe y el EES, creando una gradiente de
presión entre la faringe y el esófago durante la deglución para empujar los
alimentos hacia el estómago.
La técnica ha sido eficaz
para aliviar la disfagia en personas con un trastorno llamado síndrome medular
lateral, pero no se han establecido sus beneficios en enfermedades
neuromusculares como la AME. Aquí, los investigadores describen su aplicación
con éxito en un hombre de 67 años con AME que había desarrollado disfagia siete
años atrás, lo que había llevado a la colocación de una sonda de alimentación.
También se había utilizado un procedimiento llamado dilatación con balón para
ayudar a aliviar las deficiencias en la apertura del EES. El hombre acudió al
hospital de los investigadores con una fractura en la pierna.
Deglución al vacío para la
disfagia
Un examen reveló debilidad y
desgaste muscular en la cara y la lengua, y el hombre tenía disfagia moderada
con aspiración severa, en la que los alimentos se inhalan hacia las vías
respiratorias en lugar de tragarse. Aunque él podía comer a través de la boca,
tardaba más de una hora y le resultaba difícil tragar saliva.
Un videoscopio reveló que el
hombre tenía contracciones reducidas en la faringe y un paso insuficiente de
los alimentos a través del EES, junto con una fuerza lingual reducida y una
altura disminuida desde los dientes hasta el paladar, denominada altura del
paladar. También presentaba una elevación laríngea incompleta, un mecanismo de
protección por el que la laringe se mueve hacia arriba para evitar la
aspiración de alimentos a las vías respiratorias.
El paciente se sometió a
otra dilatación con balón del esfínter esofágico superior dañado y mejoró
inmediatamente. Se programó una prótesis de aumento del paladar (PAP), un
procedimiento para tratar los problemas orales.
Mientras tanto, se le enseñó
a deglutir al vacío. Se le dijo que intentara inhalar aire con la boca cerrada,
lo que se denomina esfuerzo inspiratorio, durante cinco segundos, en los que el
aire crearía una presión negativa en la cavidad torácica que empujaría hacia
abajo cualquier alimento que hubiera en la faringe durante la deglución. Esto
se repitió en 10 series diarias de cinco repeticiones. Después de un mes de
entrenamiento en deglución al vacío, se le colocó la PAP.
El tránsito de los alimentos
por la faringe aumentó, el tiempo de las comidas se redujo a menos de una hora
y la deglución de saliva mejoró gracias a la combinación de la dilatación con
balón, la PAP y la deglución al vacío. El hombre también consiguió un mejor
estado nutricional con un peso corporal más saludable.
Una prueba de los músculos
del esófago, denominada manometría, durante la deglución al vacío, mostró un
aumento de la presión faríngea y un aumento de la presión negativa en el
esófago, en relación con la deglución sin vacío. Juntos, estos factores hacen
que los alimentos se desplacen hacia abajo.
“La adquisición de la
capacidad de deglutir al vacío es viable en pacientes con trastornos
neuromusculares”, escribieron los investigadores, que afirmaron que las instrucciones
cuidadosas y la práctica repetida eran fundamentales para el éxito del método.
Se necesitan más estudios para confirmar su investigación, señalaron.
Sobre la Autora
La Dra.
Lindsey Shapiro obtuvo su doctorado en neurociencia de la Universidad de
Emory en Atlanta, donde estudió nuevas estrategias terapéuticas para formas de
epilepsia resistentes al tratamiento. Recibió una beca de la Sociedad Estadounidense de
Epilepsia en el 2019 para esta investigación. Lindsey también trabajó anteriormente como investigadora
postdoctoral, estudiando el papel de la inflamación en la epilepsia y la
enfermedad de Alzheimer.
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